La nueva correlación de fuerzas políticas en la Cámara de Diputados –derivada del proceso electoral– colocó a Morena en un sitio inalcanzable.
Con 247 diputados, será el grupo parlamentario más grande en San Lázaro desde 1994, cuando el PRI tuvo 320 en la 56 Legislatura; sin embargo, tres años después perdió la mayoría. Ayer, 24 años después de la hegemonía priísta, se editó una nueva página del poder de un partido en ese órgano del Congreso de la Unión.
A Morena se sumaron 56 legisladores de PT y PES, partidos que la víspera se ubicaban en tercer y cuarto lugares entre las fuerzas que integran el órgano legislativo.
Ayer, a raíz de los desplazamientos internos en la coalición Juntos Haremos Historia, el PRI, con 47 representantes, se convirtió en la tercera fuerza política, por debajo del PAN, con 80 diputados.
En la sesión destinada a elegir a la mesa directiva, Porfirio Muñoz Ledo, con el apoyo de los diputados de distintos partidos en San Lázaro, consiguió por unanimidad 496 votos, y en ese momento se dio el primer escarceo a gritos entre morenistas y panistas.
En el salón de plenos retumbó el coro arengado por Dolores Padierna, Mario Delgado, Alfonso Ramírez Cuéllar y Horacio Duarte: ¡Es un honor, estar con Obrador! ¡Es un honor, estar con Obrador!
Al medio día, la Secretaría General de la Cámara de Diputados dio a conocer la integración de los grupos parlamentarios que darán inicio –el primero de septiembre– a los trabajos de la 64 Legislatura.
Entre los asistentes surgió la sorpresa al darse a conocer que Morena no sólo tenía 191 diputados, sino que el número se incrementó a 247, seguido de lejos por PAN (80), PRI (47), PES (31), PT (29), MC (28), PRD (20), PVEM (16), y dos sin partido por la vía plurinominal.
El brinco esperado de diputados de PT y PES terminó por fortalecer a Morena, lo cual hizo recordar el control casi absoluto que ejerció el priísmo en el Congreso.
Conscientes del significado del anuncio de la Secretaría General, los diputados federales de Morena, exultantes y eufóricos, emitieron desde la burbuja un coro que retumbó en el salón de plenos. ¡Es un honor, estar con Obrador! ¡Es un honor, estar con Obrador!
A los líderes de Morena le siguieron personajes de distintos orígenes e intereses, entre ellos Gabriela Cuevas, Javier Hidalgo, Carol Altamirano, Asael Santiago Chepi y Raúl Sánchez Barrales, entre otros.
De inmediato, el reducido grupo panista respondió con el grito: ¡Justicia, justicia!, en referencia a la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que le quitó dos diputaciones plurinominales al panismo en los municipios de Guadalupe y Monterrey, estado de Nuevo León.
Ante la demanda panista, expresada también en carteles con la leyenda: Justicia en Guadalupe y Monterrey, surgió el estruendo morenista: ¡Puebla, Puebla, Puebla!, recordando que está pendiente la resolución de la autoridad electoral, tanto en aquella entidad como en el TEPJF, que echaría abajo el resultado de la elección de gobernador, debido a que Miguel Barbosa reclama fraude en su contra por parte del morenovallismo.
Los gritos se fueron apagando cuando a un diputado de Morena se le ocurrió recordar a los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos, y ennumeró del uno al 43.
Fue la catarsis de la mayoría por hallarse en San Lázaro.